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No siempre las cosas salen como quieres. A veces la ilusión te ciega y no ves la realidad. A veces la realidad es disfrazada y ves otra cosa.

Qué fácil es engañar.

Qué fácil es creer que se está equivocado, estando equivocado en esa creencia.

Las cosas no siempre son como parecen... o eso nos hacen creer.

Buscando un camino

Camino es un lugar por donde pasas, donde dejas tu huella. Pero la relación es recíproca, pues el camino también deja su marca en ti. Puede provocar que quieras volver a andar por ese camino, o que no desees verlo nunca más, que te guste, o que no te disguste. Pueden ser muchas sensaciones distintas, pero siempre hay alguna, incluso en la indiferencia.

Hay caminos que jamás recorrerás, y caminos con los que te reencontrarás, bien temprano, bien tarde.

Hace tiempo me encontré con un camino, al principio no le di mucha importancia, pero con el tiempo me di cuenta de que, en el fondo, era diferente. Un camino lleno de sorpresas, que no se correspondía con lo esperado.

Hoy busco ese camino, ¿me ayudas a encontrarlo?

No, gracias

Alteraciones de tu vida, para mejor o para peor, que influyen en tu forma de ser, en tu estado de ánimo, en tus pensamientos, en tus actos...

Son sucesos que provocan que cambies, a veces sin darte cuenta. No siempre son bien recibidos, pero cuando lo son... son una agradable compañía. Esas cosas que hacen que tu día a día cambie, que tengas otras inquietudes, otras preferencias, que tengas otras formas de estar bien...; si realmente te hacen estar bien, merecen la pena. Quién sabe lo que pueda salir de ahí.

A veces surgen inconscientemente. Un día están, al otro, también, y cuando te das cuenta, llevas tres meses y aún no te has cansado. Es más, te enganchan de tal forma que necesitas más, y más, y más. Te planteas tu nueva situación, pero no te arrepientes, porque estás mejor que antes.

Lo que no piensas es en dejarlo, no, porque sabes que probablemente sea un cambio brusco, y esta vez para mal. Sabes que probablemente echarás de menos lo que dejaste, por eso no quieres hacerlo, por eso no piensas en hacerlo. Ni se te pasa por la cabeza.

Y así seguirá, hasta que todo el resto aguante, porque tú aguantarás, vaya que sí.

Motivos

Un día más sale el sol y te levantas. Interrumpes tu placentero descanso para dar paso a la inquietud del día. No sabes lo que te espera, no sabes qué puede ocurrir, pero aún así lo haces. Prefieres la incertidumbre, la inseguridad. Sabes que el resultado no siempre fue bueno, pero lo sigues haciendo. Aún sin saber por qué lo haces, lo haces.

Te autoengañas creyendo que es por una cosa, que a la hora de la verdad no te importa. Camuflas tu verdadera razón, hasta el punto de que no la reconoces.

Mas un día, ese motivo sale a la luz. Y te das cuenta de que no era tan agradable como querrías. Te niegas a reconocer la verdad, pero esa es. Por algo lo habías camuflado.

No aceptas que ese sea el motivo, no aceptas que tu realidad se reduzca a eso. Te desprecias a ti mismo/a, e intentas destruirte, intentas acabar contigo, con tu integridad, hundirte en la miseria por eso, para poder empezar desde abajo de nuevo...

Pero no da resultado, ha dejado una gran huella en ti y no te puedes reponer. Cada vez que intentas levantarte, te aprisiona y no te deja salir. Es curioso que un pensamiento pueda hacer tanto, que una razón pueda humillarte tanto...



Pero descubres que es peor no tener un motivo para hacerlo. Y necesitas buscar otro, otro que probablemente te volverá a hundir... o quizá no.

La voz de tu conciencia

A pesar de todo, sigues. Sigues soñando con un futuro a tu medida, un futuro que no existe.

No quieres aceptar la realidad, prefieres la ilusión de que ocurra lo que quieres, aún sabiendo que no ocurrirá. No quieres afrontar la realidad, te evades en tus pensamientos sobre algo que dices ser mejor. ¿Realmente lo es?



No te gustan las cosas como están, porque ya antes habías soñado con algo, y ahora que conoces la verdad, quieres evadirte pensando que después las cosas se arreglarán. Un futuro que no es real.

Es un círculo vicioso del que no quieres escapar, en el que, en cierto modo, estás a gusto.

¿Suerte?

Las cosas que no pueden ser, no pueden ser.

No siempre salen como querías, o como esperabas. A veces, la realidad dista de la imaginación. A veces ocurren cosas totalmente inesperadas, incluso sorprendentes.

Disfruta de lo que sale bien.

¿Innato?

Toma un niño recién nacido.

Aíslalo.

Edúcalo sin hablarle de religión ni hablarle en ningún momento de ningún dios. Explícale todos los fenómenos mediante las respuestas de la ciencia. Haz que pueda comprender todo, es decir, espera a que alcance una edad madura.

Asegúrate de que es conocedor de todo lo que le has explicado, de que no queda nada por explicar.

Déjale que te pregunte sus dudas, respóndeselas siguiendo el procedimiento utilizado en su educación.

Déjale un tiempo de meditación.

Deja que te plantee nuevas preguntas, resuélveselas.

Dale tiempo para que acabe de razonar todo.

Entonces, y solo entonces, pregúntale si cree o piensa que es necesaria la existencia de algún ser superior. Si la respuesta es afirmativa, pregúntale cuál es la idea que tiene de él. Ya de paso, pregúntale por qué cree en él y por qué cree que es como el piensa.